Un vasto espacio verde en el centro histórico de Cagliari, que conserva miles de especies vegetales, algunas muy raras, procedentes de todo el mundo, y dentro de él una zona arqueológica que alberga un gran número de reliquias romanas. El Jardín Botánico, cuya superficie en forma de trapecio es de aproximadamente cinco hectáreas, ocupa la parte baja del valle de Palabanda, en una zona comprendida entre el Anfiteatro Romano,el Jardín de los Capuchinos y la Villa de Tigellio, donde también hay restos de otras domus romanas y de un edificio termal.
En 1820 se empezó a hablar de establecer un jardín botánico en el valle que había pertenecido a lo largo de los siglos a los jesuitas, al patrimonio Real y a varios particulares, hasta que fue adquirido por la Universidad. Las obras comenzaron en 1864 bajo la dirección del fundador Patrizio Gennari y calcaron el proyecto original del arquitecto Gaetano Cima.
Es evidente en el fondo del valle, caracterizado por una serie de canteros simétricos en relación con una avenida, que va desde la entrada hasta la fuente de la plaza central y continúa hasta una cuenca ocupada por un majestuoso "ciprés de los pantanos" y la Fuente Pampanini. Aquí observarás los ejemplares más antiguos del jardín. A la izquierda de la avenida, encontrarás las especies suculentas ("grasas") en el "desierto", separado por plantas de origen africano y flora neotropical, y las arecáceas (palmeras) en el "palmeral", donde se ha reconstruido el hábitat de un oasis. A la derecha encontrarás el Bosque mediterráneo, donde podrás admirar especies arbustivas y arbóreas de matorrales mediterráneos, y el Huerto de los simples, que alberga plantas medicinales utilizadas en la tradición popular y consideradas las más eficaces por la herboristería. Mientras que la Exposición de Geófitos es una sección muy reciente (2009) con una colección de unos 200 ejemplares. Desde el fondo del valle se accede a la parte superior por una escalera. También merece la pena visitar la Gruta Gennari, la Piscina del Trébol, la Cantera Romana, el paseo elevado, el Banco de Germoplasma y el Museo Botánico. Por último, no hay que perderse las Rocas de la Biodiversidad, exposiciones que, desde 2004, recrean las condiciones en las que viven en la naturaleza determinados tipos de plantas que crecen en terrenos pedregosos. Esta zona alberga el 90% de las especies endémicas, raras y "en peligro" de las islas occidentales del Mediterráneo, sobre todo de Cerdeña. Cada sector está dividido en canteros caracterizados por un "tema".