Un pueblo en el centro de Cerdeña cobra vida y se llena de fieles dos veces al año, en mayo y octubre, y el resto del año añade una atmósfera de misticismo y sacralidad a un lugar de por sí mágico, donde los ritos del culto al agua se celebran desde hace miles de años. La iglesia de Santa Cristina y su pintoresco novenario, compuesto de 36 muristenes (alojamientos para peregrinos), se encuentran dentro del parque arqueológico y natural de santa Cristina, en el territorio de Paulilatino a unos cuatro kilómetros del poblado. El encanto que emana del santuario reside en la combinación de testimonios nurágicos, medievales y modernos en un lugar que ha seguido siendo zona de culto y devoción durante milenios.