Se impone en el panorama artístico de Sassari por su riqueza arquitectónica y su variedad estilística, que abarca un larguísimo periodo de tiempo, del siglo XII al XIX, y armoniza elementos románicos, góticos, barrocos, rococó y neoclásicos. Santa Maria di Bétlem, dedicada a la Virgen de la Asunción, domina con su volumen la plaza del mismo nombre y la amplia Porta Utzeri (Puerta Utzeri), levantándose delante de un claustro pavimentado, donde destaca la fuente del siglo XVI del "Brigliadore", de brillador. Desde la iglesia parte la Bajada de los Candeleros, el acontecimiento más sentido de Sassari. En su interior se guardan las velas votivas de madera, que se llevan en procesión el 14 de agosto: es sede de siete gremios de oficios: trabajadores de transportes públicos, agricultores, carpinteros, albañiles, horticultores, picapedreros y sastres.
Realizada en el siglo XII y reconstruida en estilo gótico en el último cuarto del XIII, es la iglesia más antigua de la ciudad. La refundación se remonta a la llegada de los franciscanos (1274): a ellos se les donaron la iglesia y el monasterio (antes benedictino) de Santa Maria di Campulongu, todavía en la actualidad convento de los Frailes Menores. La planta gótica del edificio se modificó varias veces a partir del siglo XIV. Del primer período, conserva una capilla con bóveda de crucería sobre arcos ojivales que se elevan sobre capiteles con hojas de crochet. A mediados del siglo XV fue refundada con el agregado de capillas de estilo gótico tardío y una bóveda de crucería en el presbiterio. Dos siglos más tarde se añadió el ábside. El tejado de madera de la nave fue sustituido por bóvedas de crucería en el siglo XVIII. Entre 1829 y 1834 intervino el fraile arquitecto Antonio Cano, que introdujo elementos arquitectónicos y decorativos rococó y neoclásicos. Unos 20 años antes, Cano también había supervisado la restauración del convento anexo.
Hoy podrás contemplar la fachada original a dos aguas, realizada en piedra arenisca de estilo románico pero rica en motivos góticos, decoraciones arabescas y columnas clásicas. En la parte baja, conserva la estructura del monasterio construido en 1106 por voluntad del juez de Torres. La fachada es tripartita: portal arquitrabado, nivel intermedio con rosetón gótico (siglo XV), tercer orden con óculo del siglo XVIII. El exterior se caracteriza por el campanario cilíndrico, coronado por una cúpula, obra del arquitecto Antonio Cherosu (1846). El interior es de una sola nave, con bóveda de crucería y pilastras (añadidas por Cano). A los lados, tres capillas a la derecha y cuatro a la izquierda. En el transepto abovedado, también obra de Cano, observarás cuatro capillas de estilo barroco y gótico y nichos con efigies de santos. Otras bellas obras completan el tesoro de Belén: la estatua del siglo XV de la Virgen de la Rosa, pinturas de Giacomo Cavedoni, púlpito y retablo de Giovanni Antonio Contena.