Se alza en el corazón de la parte llana de Marmilla, entre la Giara de Gesturi y la de Siddi. Desde Turri podrás admirar distintos panoramas: en primavera el color verde de los campos cultivados, en verano el intenso color de la tierra. El centro comparte con San Gavino Monreale la primacía en la producción de azafrán, el oro rojo de Cerdeña. El pueblo, poblado por poco más de 400 habitantes, consta de un centro histórico con casas típicas de patio, rodeadas de altas murallas, con grandes patios delante y pequeños huertos familiares detrás. Suelen dar a la calle con grandes portales, algunos del siglo XIX, más a menudo del XX.
Podrás visitar el pueblo por etapas, pasando por la iglesia de San Sebastiano, del siglo XVII, frente a la cual se alza una construcción de la segunda mitad del siglo XIX, sede del Monte Granatico, antiguo edificio de acopio de grano. El edificio tiene un aspecto señorial, con decoraciones palladianas sobre el arquitrabe de las ventanas, que demuestran el arte clásico del autor. También vale la pena visitar el pintoresco parque de olivos y el cementerio monumental de Sant’Elia. En septiembre tiene lugar un acontecimiento insólito: la exposición de espantapájaros.
Los alrededores del centro poblado han estado habitados desde la prehistoria, como demuestran los numerosos nuraghi de la zona: los nuraghi de una sola torre de Bruncu Monti Ari, Turriga, Sirissi y los dos nuraghi complejos de Cabonu y su Senzu.