En Barbagia, tierra de evocadora belleza, antes impenetrable, ahora hogar de auténtica hospitalidad, cada año a finales de agosto, decenas de miles de personas se ven envueltas en un evento simbólico de la isla: la fiesta del Redentor de Nuoro. Nacido como un homenaje a la estatua que desde 1901 domina la ciudad desde el monte Ortobene, la fiesta ha adquirido con el tiempo también (y cada vez más) connotaciones folclóricas. Hoy su alma es doble: dos momentos distintos, uno dedicado a las celebraciones religiosas y el otro al espectacular desfile de grupos con trajes tradicionales de toda la isla. El festival es un símbolo de las muchas caras de Barbagia, una tierra que conserva intactos lugares y tradiciones milenarias y que todavía le encanta contarlo, tal como lo han hecho grandes escritores y literatos.
En la cima de Ortobene se evocan la quietud y la bendición de la estatua y la consagración de la montaña. El homenaje a la estatua tiene su origen en el jubileo de 1900, cuando el Papa León XIII quiso colocar en la cima de 19 picos italianos tantas imágenes de Jesús Redentor. La majestuosa estatua, de siete metros de altura y 18 quintales de peso, realizada íntegramente en bronce por el escultor Vincenzo Ierace, fue levantada en la cima de la montaña el 29 de agosto del año siguiente, gracias a la fe y la generosidad de los sardos que, con su contribución, recaudaron fondos para la construcción del simulacro. A la campaña de sensibilización asistieron destacadas personalidades, entre ellas la ganadora del Premio Nobel Deledda. Por esta razón, el festival está arraigado en la cultura del centro de Cerdeña.
En una unión inimitable, la fiesta religiosa se asocia, cinco días antes, a la fiesta regional de las tradiciones populares, un júbilo de música, colores, elegancia y joyas brillantes, que entusiasma, cada año, a miles de visitantes de todo el mundo. Dos mil personas vestidas con trajes tradicionales, cien caballeros y coros polifónicos desfilan durante cuatro horas de intenso espectáculo. Con la fiesta de San Efisio de Cagliari y la Cabalgata sarda de Sassari forma un tríptico de auténticas tradiciones de la isla. El desfile de trajes tradicionales se anticipa, el sábado 23, con el desfile de antiguas máscaras de carnaval : en «escena», entre otros, Mamuthones e Issohadores de Mamoiada, Boes y Merdules de Ottana y Thurpos de Orotelli. La vestimenta 'clásica' de la ropa tradicional y las máscaras del antiguo carnaval es el preámbulo, el desfile majestuoso es el punto culminante. Los vestidos, usados por los grupos de baile, proponen coreografías, girando con elegancia mostrando el esplendor de las formas, mientras que en plazas y calles resuenan los sonidos de las launeddas y acordeones y la melodía de los cantos a tenor.