"Un fabuloso horizonte rodea el pueblo: las altas montañas de Gennargentu, con sus luminosos picos casi perfilados en plata, dominan los grandes valles de Barbagia, que se elevan, inmensas conchas grises y verdes, hasta las crestas donde Fonni, con sus casas astilladas y sus caminos de piedra, desafía los vientos y los relámpagos". Así es como la Premio Nobel Grazia Deledda describe sugestivamente en 'Cenere' (1903) lo que hoy es el centro más importante de la Barbagia de Ollolai con cuatro mil habitantes. El pueblo se encuentra a una altitud de mil metros, lo que lo convierte en una famosa estación de esquí, gracias a las instalaciones de subida de las cimas Spada y Bruncu Spina (más de 1800 metros). En invierno se caracteriza por intensas nevadas y cumbres blancas, en otras estaciones ofrece colores encantadores: flores de peonía, genciana, rosa canina y purpúrea enmarcan los bosques. Es el entorno de intensas rutas de senderismo, entre bosques y manantiales, en reservas de avifauna donde se pueden observar diversas especies raras. Es el hogar del pastor fonnese, una raza necesaria para la defensa de la propiedad y de los rebaños.
En los barrios históricos encontrará casas de montaña cubiertas de escandulas, viejas tejas de madera y admirará los murales característicos. Durante el otoño en Barbagia, no se pierda las logias y bodegas excepcionalmente abiertas a los visitantes. En el centro destacan la iglesia de San Juan Bautista de estilo gótico tardío y la basílica de la Virgen de los Mártires, rodeada de cumbessias y flanqueada por un convento franciscano (1610) y el oratorio de San Miguel (1760). Está enriquecido con frescos, relicarios de plata y un santuario subterráneo. Junto a él se encuentra el museo de cultura pastoral, instalado en una casa patronal del siglo XIX, donde se puede revivir el flujo de la vida agropastoral. Otros edificios de culto en un pueblo ligado a la tradición y a la devoción son la iglesia del Rosario, Santa Cruz y el santuario de la Virgen del Monte. Entre las tradiciones más fascinantes se encuentran la producción de dulces (los típicos savoiardi), el palio de Fonni (o de los Municipios), a principios de agosto, y el carnaval de Fonni, caracterizado por las máscaras de Urthos y Buttudos. La joya arqueológica del territorio, a pocos kilómetros del pueblo, en dirección a Pratobello, es el complejo de Gremanu, de la época nurágica. Inmerso en un denso bosque de encinas, es el único acueducto nurágico conocido de la isla, asociado a la necrópolis de Madau, formado por cuatro tumbas de Gigantes en forma de prótome taurina. El asentamiento se remonta a los siglos XV y IX a.C. y consta de tres templos (grande circular, a megarón y semicircular), construidos en basalto, piedra caliza y traquita, alternados para crear refinados efectos cromáticos, recintos sagrados y un centenar de cabañas en un pueblo, y aguas arriba de un sistema articulado de canalización y captación de agua de manantial, obra de ingeniería hidráulica que utilizaba el agua para los ritos sagrados y la vida cotidiana.