San Pantaleo di Dolianova es una de las iglesias medievales más importantes de Cerdeña. Además de la importancia de la arquitectura, el motivo de atracción es la rica y exhuberante decoración de esculturas, tanto en el exterior como en el interior, donde se alojan importantes obras de arte pictórico. La iglesia surge en un lugar en el que la presencia cristiana, surgida en los siglos V-VI, es testimoniada por el descubrimiento de una pila bautismal y de un pilastre que datan de la segunda mitad del siglo X. La diócesis ya existía en 1089, cuando el obispo Vigilius figuró como testigo en el acto de donación del juzgado de Cagliari Costantino II a los monjes benedictinos de San Victor de Marsella. La ex catedral de la antigua Dolia fue edificada en tres fases entre el siglo XII y el XIII y fue finalizada entre 1261 y 1289 con obras de maestranzas procedentes de la obra de la iglesia de Santa Maria di Bonarcado. De 1170 son la planta de tres naves, los pilares cruciformes y los tramos de muralla (fase en la que desempeñó un papel importante el "magister Bonanus" citado en una de las inscripciones de la iglesia), mientras que el alzado pertenence al siglo XIII. La iglesia (30m x 13m y una altura aproximada de 15 m) es de piedra tufácea local. Presenta una planta longitudinal de tres naves con un único ábside al S/E y una cubierta leñosa derivada de una variación del proyecto original que, dada la presencia de robustos pilares, preveía bóvedas de piedra. A la izquierda de la fachada, se erige el campanario. Semipilastros de pared de ángulo y pilastras aportan una división en espejos, mientras que las teorías de los arcos semicirculares se contraponen a otros interrumpidos por un lóbulo. La misma variedad se aprecia en los capiteles colgantes de los arcos, con elementos fitoformes, antropoformes, zoomorfos o de fantasía, figuras montruosas y geométricas. La redundante decoración se completa con el arquitrabe del portal de entrada, un mármol romano reutilizado, con serpientes entre las cañas en relieve. En el interior, se distinguen los capiteles decorados con escenas del Nuevo Testamento y uno gótico con hojas a croché. En el aula, se conservan los frescos medievales del ábside, aquél con el "Árbol de la Vida" en el lateral derecho y el "Retablo de San Pataleo", fabricado entre finales del 400 y principios del 500.