Un sinfín de manantiales y arroyos alimentan exuberantes bosques, pastos y viñedos, de los que provienen excelentes quesos y vinos que hacen aún más famoso el pueblo de Mamuthones y Issohadores. Mamoiada es un centro de acogida de dos mil quinientos habitantes en el corazón de la Barbagia de Ollolai, en la frontera entre y Gennargentu y Supramonte. En los relieves se desarrollan los "caminos de los pastores", caminos de trashumancia que se han convertido en rutas de senderismo y ciclismo. En las excursiones encontrará sos pinnettos, antiguas construcciones de piedra y madera, donde los pastores producen flor sarda, ricotta, sa frughe y casu martzu, exquisitos untados en el carasau, cuya preparación es un rito de familia. Intensos aromas de viñedos embriagan las suaves colinas de granito que rodean el pueblo. Las bodegas locales obtienen célebres cannonau y granazza. La cocina es de tradición agro-pastoril. Ocasión para descubrirla es Tapas, etapa novembrina de Otoño en Barbagia: saboreará jamones, maccarrones de busa, pane frattau, cochinillo asado, cordero cocido, habas con manteca de cerdo y su sambeneddu. El arte de la confitería está ligado a las fiestas: los típicos son orulettas (buñuelos de carnaval) y s’aranzada.
El sugestivo carnaval de Mamoiadino es una de las celebraciones populares más antiguas de la isla, que atrae a visitantes de todo el mundo. Protagonistas los Mamuthones que llevan una máscara negra de rasgos marcados, tallada en maderas nobles, y llevan piel de oveja en la que cargan treinta kilos de cencerros (sa carriga). Durante los desfiles, caminan a un ritmo cadencioso, generando sonidos estruendosos. La danza ancestral es rítmica por los Issohadores en un elegante corpiño rojo y máscara blanca. El nombre proviene de soha, cuerda que usan para echar el lazo a los espectadores. La primera "salida" es el 16 de enero para los fuegos de San Antonio Abad y marca el comienzo del carnaval. Le viseras, obras de los 'maestros de la madera', se exponen en el museo de las máscaras mediterráneas, donde descubrirá tradiciones relacionadas con los disfraces, típicas de las comunidades agro-pastoriles y relacionadas con varias civilizaciones antiguas del Mediterráneo. El "escenario" de los carnavales es el centro histórico de una ciudad desarrollada a 650 metros sobre el nivel del mar, caracterizada por callejones estrechos e intrincados, dominados por casas de granito. Para conocer más sobre las costumbres, tradiciones y actividades productivas del país, puede visitar el museo de la cultura y del trabajo. Caminando por los callejones encontrará Nuestra Señora de Loreto, iglesia quizás medieval, reconstruida a finales del siglo XVII con una cúpula llena de frescos. Se llama Loreto de bidda para diferenciarla de la iglesia de Loret’Attesu, donde tiene lugar la fiesta de la Virgen de las Nieves. Un encantador santuario rural está dedicado al culto bizantino de los santos Cosme y Damián, rodeado de un pueblo de 50 casas para peregrinos (cumbessias).
Un paseo por el campo revelará también una extraordinaria variedad de monumentos prehistóricos. El Neolítico incluye dólmenes, pedras fittas (menhir) y unas 40 domus de Janas, aquí llamadas concheddas. Destaca sa Conchedda Istevene, a tres kilómetros del pueblo, un complejo, datable entre los años 3200-2800 a.C., de seis tumbas excavadas en un contrafuerte rocoso, algunas articuladas en un pasillo (o atrio), cámaras principales y celdas, otras más parecidas a nichos. Una conserva elementos simbólicos (prótome taurina, grabados y copelas) raros en las domus del Nuorese. En las afueras del pueblo se encuentra un testimonio único en la isla: sa Perda Pintà (la piedra pintada), conocida también como estrellas de Boeli, enorme losa de granito de más de dos metros y medio de altura, decorada con círculos concéntricos, palos en forma de gancho y copelas, similar a las esculturas prehistóricas de la zona celta. Los símbolos están relacionados con el culto a la fertilidad y el ciclo de muerte-nacimiento. Las 32 nuragas mamoiadini, entre los que destaca el Arràilo, salpican las zonas más fértiles, rodeados de vestigios de pueblos y tumbas de gigantes. En época romana Mamoiada era quizá Manubiata (custodiada), estación situada a lo largo de una vía militar. Dos barrios históricos lo confirman: su ‘Astru (castrum) y su ‘Antaru vetzu (vieja fuente).