Resuena en las montañas de Barbagia hasta los Tacchi d'Ogliastra, desde las tierras altas de Marghine y de la Planargia hasta los valles del Montiferru, desde los paisajes graníticos de Gallura hasta las colinas de Logudoro. El canto tenor es la transposición sonora del mundo agropastoral, en simbiosis con la naturaleza, del que su tenore imita las voces. Sus orígenes son misteriosos, poco documentados y ciertamente muy antiguos. Los temas abarcan desde la poesía bucólica y amorosa hasta cuestiones sociales y de actualidad, manteniendo siempre unas características invariables: cuatro voces, de pie y en círculo, unidas por el deseo de compartir la pasión por las tradiciones más profundas.
‘Tenor’ indica tanto el canto como el grupo de cuatro voces que lo interpreta. Están dirigidos por sa oche (o boghe), el ‘solista’, que interpreta el texto poético y le da ritmo y tono. Su bassu hace la nota base, con un sonido gutural y vibrado, y armoniza con sa contra: juntos cantan monosílabos sinsentidos. Luego sa mesu oche (o boghe), que suaviza la dureza de los sonidos guturales, el único que varía continuamente la melodía y la enriquece con virtuosismos, sas giradas. Hay tres tipos de cantos: el canto de boghe 'e notte, quizás tomado de serenatas nocturnas, el de muttos, con temas amorosos o humorísticos; y el de boghe 'e ballu, para acompañar los bailes tradicionales.
Cussertu en Mamoiada y en la alta Baronia, cuncordu en Barbagia de Ollolai, en Neoneli y en Santu Lussurgiu, cuntrattu en Seneghe y en Abbasanta. Para indicar el arte del canto de tenor, los nombres varían y cada pueblo tiene su propio "código", su trattu. ¿Un ejemplo? Alrededor del Supramonte, en Orgosolo y Oliena, el canto se entona con sílabas abiertas, mientras que en la zona de Orune se escuchan más cerradas y redondeadas, el efecto es de un canto más sombrío. Los timbres también cambian. De hecho, un motivo que hace fascinante su tenore radica en captar los diferentes matices de un pueblo a otro.
Son muchas las ocasiones para escucharlo, informales, a menudo concluyendo momentos de convivencia, sas rebottas, es decir, meriendas a base de productos típicos, o durante reuniones entre amigos en sos tzilleris, los bares de los pueblos pequeños. Y las "oficiales", durante festivales, fiestas religiosas, encuentros culturales en los pueblos donde la tradición está más viva. Para "sumergirse" en este patrimonio inmaterial de la humanidad, así declarado por la Unesco, en Bitti se encuentra el museo multimedia del Canto de Tenor: gracias a las herramientas multimedia, se pueden escuchar las voces individuales, observar las actuaciones de los grupos, y por qué no, aprender los pasos de los bailes que acompañan sos cantusu.