Aldea nurágica, emporio fenicio, fortaleza cartaginesa, urbs romana, capital bizantina, capital del giudicato d'Arborea. En Tharros, harás un viaje al pasado para descubrir dos mil años de historia de Cerdeña, desde la época nurágica hasta mediados del siglo XI, cuando fue abandonada para escapar de los ataques sarracenos. En la rama meridional de la península de Sinis, en el territorio de Cabras, bañado por el mar incontaminado del área protegida, se alzan las ruinas del antiguo asentamiento, uno de los más importantes del Mediterráneo, donde las excavaciones no dejan de sacar a la luz descubrimientos y pistas para la reconstrucción. Es un anfiteatro natural bordeado por las colinas de su Muru Mannu y la torre de San Giovanni y el istmo del promontorio de Capo San Marco.
Desde su fundación (siglo VIII a.C.) hasta su abandono (1070 d.C.), la ciudad siempre estuvo habitada. Hoy es un museo al aire libre. Pruebas nurágicas (dos torres y un poblado) demuestran que la zona estuvo habitada antes del periodo fenicio-púnico, cuyos restos están relacionados con fortificaciones y ritos funerarios: dos necrópolis, cerca de Capo San Marco y de la playa de San Giovanni, y el tophet, un cementerio santuario para niños y bebés, donde se han encontrado cientos de urnas cinerarias. Los cartagineses añadieron piedras votivas, los romanos construyeron un anfiteatro sobre ella, del que quedan pocos restos. La riqueza del ajuar funerario no escapó a los sepultureros: en 1851, Lord Vernon saqueó el tesoro de 14 tumbas -joyas, piedras preciosas, jarrones-, lo que desencadenó una caza del oro entre los lugareños. Parte del botín se encuentra en los museos arqueológicos de Cabras y Cagliari y en el Antiquarium arborense de Oristano.
Paseando por las calles empedradas y canalizadas para el escurrimiento del agua, admirarás las urbs romanas. Su apogeo fue en el siglo III d.C., época de la que datan majestuosos edificios: visitarás dos termas junto al mar (el monumental Convento Vecchio) y el castellum aquae, un depósito de distribución del acueducto, otra obra romana. Te impresionará el templo de semicolumnas dóricas y, flanqueado por un tercer templo, te sorprenderá el templo tetrástilo junto al mar: dos de sus columnas siguen en pie. Sólo quedan las bases. Las columnas se reutilizaron en otros edificios, como la iglesia de Santa Giusta. En la ladera de la colina se encuentran los cimientos de casas y talleres: paseando por el cardo y el decumano máximo, imaginarás la vida y la intensa actividad productiva de hace dos mil años.