Es la cuarta isla más grande del archipiélago de La Maddalena, la única que ha dejado vestigios prehistóricos y en la que las estructuras militares abandonadas mejor relatan siglos de acontecimientos, incluidas batallas del siglo XVIII, naufragios, bombardeos, la "guerra fría" y marines de los Estados Unidos. En la actualidad, la isla de Santo Stefano es una parada ineludible del recorrido en el parque nacional del archipiélago y su perfil occidental es el tema principal del corto trayecto en ferry desde Palau a La Maddalena. En sus tres kilómetros cuadrados de extensión -cuya cima es el monte Azúcar (101 metros)- dominan los granitos blancos y rosas, salpicados de vegetación mediterránea, y varias carreteras se bifurcan para llegar a los principales puntos de interés.