Benetutti es un pequeño pueblo de la región de Goceano, situado en la vertiente oriental del valle del Tirso, en una zona ocupada por numerosos viñedos, de ahí la renombrada producción vinícola del pueblo. Desde la antigüedad, Benetutti es famoso por sus fuentes termales -San Saturnino-, que los romanos apreciaban y llamaban Aquae Lesitanae, y cuyas propiedades terapéuticas siguen reconociéndose hoy en día. El pueblo conserva también valiosos vestigios arqueológicos que se remontan a la prehistoria, como la Tumba del Monte Maone (3.000 a.C.) y el balneario construido durante la dominación romana. En la Edad Media, el pueblo albergaba una comunidad de monjes de Camaldoli, que construyeron la pequeña iglesia de San Saturnino (siglo XIII) en un yacimiento nurágico.
La iglesia parroquial de Sant'Elena alberga un retablo pintado por el Maestro de Ozieri, figura destacada de la historia de la pintura en Cerdeña, con varios compartimentos: la Crucifixión, Santa Elena, la Invención de la Cruz y la Prueba de la Vera Cruz. No lejos de la ciudad, la campiña salvaje se extiende hasta donde alcanza la vista, ofreciendo maravillosos paisajes y albergando bosques de tejos con árboles milenarios y el Monte Rasu con sus ciervos, gamos, jabalíes y zorros. Entre los ciudadanos ilustres de Benetutti se encuentra Francesco Cocco Ortu: nacido en 1842, fue diputado y ministro en el gobierno de Giolitti.
El paisaje que rodea Benetutti es inolvidable, tanto por las fuentes termales como por el aire puro. La pequeña piscina termal con sus hermosos escalones de mármol, que data de la época romana y se encuentra justo al lado de las termas actuales, se ha conservado muy bien. Benetutti es el destino ideal si desea combinar relax y tranquilidad con interés cultural y arqueológico. Entre el 18 y el 20 de agosto se celebra un magnífico festival dedicado a la emperatriz Helena Santa: además de bailes y espectáculos folclóricos, también hay «gosos», canciones sardas en honor a la santa.