El pequeño pueblo fue habitado por los futuros fundadores de Stintino hasta 1885, cuando se estableció la colonia penal. Desde entonces Cala d'Oliva no tiene más residentes permanentes. Durante un siglo fue una prisión de máxima seguridad: comandantes, guardias y sus familias vivían en el pueblo. Así que hasta 1997, cuando Asinara se convierte en parque nacional. En la actualidad, las instalaciones albergan el Observatorio Botánico. Los habitantes ocasionales son trabajadores temporales, guardas forestales y visitantes, en el único alojamiento, un albergue -una antigua caseta de vigilancia- con capacidad para 70 personas, restaurante y alquiler de bicicletas. Alrededor de Cala d'Oliva hay dos playas de arena blanca: al sur sa Murighessa (o de los Prisioneros) al norte, una pequeña playa bañada por un mar de tonos azules y celestes. El fondo marino está lleno de peces confiados, en un ambiente donde se sienten seguros.