Un cuadro nacido de un sueño fantástico. En correspondencia del cabo de Monte Santo, diez millas al norte del puerto de Santa Maria Navarrese, el abrupto y rocoso litoral que, hasta allá, cae a pico sobre el mar desde alturas vertiginosas, como en Perda Longa, retrocede suavemente hacia el interior, en una espectacular ensenada salpicada de blancos guijarros. Su fondo es de una transparencia casi surreal, las aguas turquesas brotan de fuentes kársticas submarinas y rocas de mármol modeladas por la erosión se alzan sobre el mar: un arco natural y la famosa aguja de Monte Caroddi, en forma de pirámide. Con sus 143 metros de altura, la aguja caracteriza esta famosa cala que no puedes perderte durante tu visita a la isla y que, a menudo, es considerada su símbolo. A su alrededor, acantilados impresionantes de 500 m de altura, recubiertos de maquia mediterránea que perfuma todo el aire. A sus espaldas, un bosque de madroños y encinas. La incontaminada y salvaje cala Goloritzé, emblema de Baunei, se encuentra en uno de los tramos de costa del golfo de Orosei donde el mar y la montaña se encuentran en perfecta armonía.