Baluarte del 'cinturón' defensivo de frontera del juzgado de Arborea, junto con el castillo de Monreale de Sardara y el Arcuentu de Guspini, desempeñó un papel clave en la guerra contra la Corona de Aragón y se dice que primero el juez Mariano IV y luego (tal vez) su hija, la mítica jueza Eleonora, coautores del código de leyes sardo Carta de Logu. El Castillo de Marmilla es una fortaleza militar de la época judicial, cuyas ruinas se alzan en el territorio de Las Plassas en lo alto de un cerro de 270 metros de altura, perfectamente cónico y con forma de mamillar, del que procede el nombre de la Marmilla, que siempre ha sido una fértil "tierra de trigo". El castillo se menciona por primera vez en un documento de 1172, cuando fue cedido por los Arborensi a la República de Génova. El origen es anterior, de la primera mitad del siglo XII. Fue protagonista de la largamente disputada Edad Media de la isla: luego de sa Batalla de Sanluri (1409), pasó a formar parte de los dominios aragoneses, manteniendo una función defensiva durante un siglo. Algunos de sus ambientes, aún activos en la época feudal, fueron prisiones hasta el siglo XIX.
La fortaleza, construida sobre una base rocosa "regularizada" con bloques de arenisca bien escuadrados, tiene planta hexagonal irregular y utiliza todo el espacio de la cima de la colina (550 metros cuadrados). Fue reformado varias veces: la intervención más significativa data del juez Mariano II (finales del siglo XIII). En 2001, se sometió a obras de consolidación: ahora se pueden admirar la torre principal y los muros, perimetrales e interiores, casi intactos, y un gran aljibe excavado en la roca que, junto con otro situado fuera de los muros, garantizaba el suministro de agua. También te llamará la atención la articulación de los ambientes: cuarteles de guarnición, almacenes, graneros, patio de armas y cuerpo de guardia. Las excavaciones han sacado a la luz partes de mobiliario arquitectónico, cerámica fina (siglos XIII a XVI), restos de una piedra de molino, fragmentos de armas, vidrio y restos de comida.
Las piezas se exponen en el museo del castillo MudA, ubicado en una mansión campidana del siglo XIX en Las Plassas. A través de una visita multimedia de hora y media, que termina con una ficción sobre la visita de Mariano IV al castillo, el museo relata la vida cotidiana de las guarniciones en el castillo y, en general, la vida medieval en Cerdeña. La ropa, la cocina, las herramientas y los productos agropecuarios también se exponen en paneles explicativos. Una parte del museo está dedicada a las frecuentaciones más antiguas de la zona: de gran interés es un epígrafe en latín del siglo I d.C., en el que la población local de los Uneritani dedicaron un templo a Júpiter Optimus Maximus.