Mogoro se encuentra a 153 m de altitud, en la región de la Alta Marmilla. El municipio se caracteriza por su rico y fértil terreno, surcado por ríos como el Río Mogoro, el Río Flumineddu y el Río Sassu.
En los alrededores, un poblado prenurágico y numerosos asentamientos de época nurágica demuestran que la zona ha estado habitada desde la prehistoria. Además, el descubrimiento de hallazgos arqueológicos que se remontan a la dominación fenicia y luego romana indica que los asentamientos humanos fueron asiduos y constantes.
En Mogoro aún se conservan algunas casas antiguas construidas con basalto negro extraído de la alta meseta en la que se asienta el pueblo. Estas casas también tienen otros rasgos distintivos, como el marco encalado que rodea sus pequeñas ventanas y la gran puerta de madera que da acceso a su patio interior.