Con su impresionante aspecto y sus curiosas formas, Ortobene se alza a las puertas de Nuoro, a pocos kilómetros al este de la ciudad. El macizo tiene casi mil metros de altura, salpicado de picos y torres de extrañas formas que a veces parecen humanos, a veces animales.Sus 1600 hectáreas han estado habitadas desde tiempos prehistóricos, y ofrecen paisajes infinitos: altas rocas de granito se elevan solemnemente sobre los valles. Aquí se puede practicar la escalada o seguir senderos señalizados a través de densos bosques de encinas entremezcladas con robles pubescentes, alcornoques, acebos y matorral mediterráneo: jaras, madroños, lavanda, lentisco y enebro. Las orquídeas florecen en los prados, mientras que el suelo del bosque cercano a las fuentes está coloreado por ciclámenes, helechos y diversos tipos de setas. En el monte viven mamíferos (jabalíes, comadrejas, liebres, martas y zorros), rapaces (águilas reales, azores, halcones peregrinos, ratoneros y gavilanes) y otras aves (perdices, tórtolas y gorriones). Antiguamente, también había ciervos, muflones y buitres.