En Aritzo, una estrecha escalera conduce a un enorme edificio del siglo XVII que, hasta la década de 1940, fue una prisión de alta seguridad. En 1793, oficiales franceses capturados durante un intento de desembarco de Napoleón fueron encerrados aquí.

El edificio, construido con piedra de esquisto, barro y madera de castaño, presenta un pasadizo cubierto abovedado de origen español conocido como sa bovida (la bóveda). En su interior hay cuatro salas totalmente restauradas: en su día se utilizaron como puestos de vigilancia y celdas para hombres y mujeres.

Una de estas habitaciones no tiene ninguna abertura en las paredes, por lo que recientemente se abrió una puerta para permitir su uso. En el patio hay un antiguo reloj de sol.