Situada en medio de la fértil llanura del Campidano, Sàrdara siempre ha desempeñado un papel estratégico en las comunicaciones, sobre todo en la Edad Media, cuando la ciudad limitaba con los Judicatos de Arborea y Calari. Aún pueden verse los restos de una gran muralla. El territorio del municipio de Sàrdara, habitado desde la prehistoria, tuvo especial importancia durante la época nurágica: alberga el templo del pozo de S. Anastasìa, que fue uno de los lugares de culto más importantes de la isla entre las Edades del Bronce y del Hierro. De aquí procede la cerámica de formas elegantes que se conserva en el museo arqueológico Villa Abbas. Durante la dominación romana, la presencia de fuentes termales propició la aparición de un núcleo urbano densamente poblado que, según los textos, se denominaba Aquae Neapolitanae.