Enclavado en el espléndido valle del que toma su nombre, Modolo es uno de los pueblos más pequeños de Cerdeña. En la campiña circundante, particularmente verde y fértil, crecen magníficos cerezos, olivos centenarios y fragantes viñedos que confieren al paisaje un aspecto sumamente pintoresco. La economía del pueblo se basa en la agricultura y, en particular, en la producción de vinos Malvasia de Bosa D.O.C.. El nombre procede del latín modus, diminutivo de modulus, que significa "pequeña extensión". La zona de Modolo ha estado habitada desde la antigüedad, como demuestran los numerosos monumentos prehistóricos hallados en la zona, como nuraghes y domus de janas. Modolo fue fundada probablemente en el siglo III a.C., primero por los fenicios y después por los romanos. En 1609, una epidemia de cólera diezmó el pueblo, que estuvo en peligro de desaparecer. Más tarde, bajo el reinado de la Casa de Saboya, el pueblo recibió un estandarte y un sello.
La llegada a Modolo está llena de encanto, gracias al magnífico paisaje de viñedos con los que se elabora la preciada Malvasia. El pueblo es visita obligada en la Ruta de la Malvasía de Bosa. Además de las domus de janas de Silatari y Coronedu, y los nuraghes de Albaganes y Monte Nieddu, otros monumentos de interés son las ruinas de un convento donde probablemente vivieron frailes dominicos y, en el casco antiguo, la iglesia de Santa Croce, del siglo XVII, y, sobre todo, la iglesia parroquial dedicada a Sant'Andrea Apostolo. Esta última, construida en la Edad Media, fue destruida por un incendio en 1828 antes de ser restaurada. Hoy, por tanto, sólo conserva algunos elementos de su estructura original. Los habitantes de Modolo acostumbran a dedicar a su patrona dos fiestas diferentes, la primera el 11 de mayo y la segunda el 30 de noviembre. Sin embargo, la más importante es la de mayo, en la que tiene lugar una procesión religiosa, seguida por la noche de bailes, espectáculos folclóricos, canciones, competiciones deportivas y concursos de poesía en sardo.