Cuando en 1965 el ayuntamiento de Nuoro encargó a Costantino Nivola el diseño de un monumento a Sebastiano Satta, el escultor, recién llegado de su experiencia americana en contacto con arquitectos como Le Corbusier y Saarinen, pensó en recuperar el mundo arcaico y pastoril. Partió de la personalidad del poeta, encarnada e interpretada por pequeñas figuras de terracota (más tarde bronce en la versión definitiva) en distintas actitudes y diferentes momentos de la vida.

La plaza del centro histórico fue creada por Nivola en 1967.