La Nurra es una "mina" de patrimonio del pasado, con una concentración de decenas de sitios arqueológicos repartidos en unos pocos kilómetros cuadrados. Uno de los puestos más fascinantes a las afueras de la ciudad de Porto Torres, semioculto, quizás para seguir protegiendo los secretos que ha guardado durante milenios. Es la necrópolis de su Crucifissu Mannu, un complejo de domus de Janas excavadas en un banco de piedra caliza. Hasta ahora se han encontrado un total de 22 tumbas, construidas a partir del Neolítico Reciente (3200-2800 a.C.) y utilizadas de forma continuada hasta la Edad de Bronce antigua, alrededor del siglo XVI a.C. Desde 2025, el sitio forma parte —junto con otras 16 necrópolis— de la lista de lugares de Cerdeña declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Todos los hipogeos son pluricelulares, es decir, están compuestos por varios compartimientos, a los que se accede a través de un ingreso "en pozo" vertical o con dromos (corredor) descendente. La estructura es típica de las domus de la zona de Sassarese, con antesala, celda y compartimentos que se abren en las paredes de la celda principal.