Una aproximación a Cerdeña, original y respetuosa con el medio ambiente. Una visita, o más de una, a los parques y las áreas marinas protegidas, donde en cualquier época del año se puede practicar senderismo, ciclismo y paseos a caballo por la costa, excursiones en kayak o en barca en aguas de color esmeralda e inmersiones en impresionantes fondos marinos. Cerdeña es una isla-parque: cinco áreas marinas por casi ochenta mil hectáreas de territorio y de mar, incontaminadas y protegidas, donde es posible realizar rutas naturales, culturales y enograstronómicas, que te proporcionarán emociones inolvidables.
Darás con grietas en las rocas que han adquirido el aspecto de monumentos y con largos túneles tapizados de praderas de posidonia y de especies vegetales raras, donde los peces nadan confiados entre buceadores. En los fondos de cabo Carbonara. los pináculos y los bloques de rocas graníticas están coloreados por el amarillo de las margaritas de mar y por el rojo de las gorgonias y te será fácil encontrarte cara a cara con bancos de barracudas o grandes meros. A menos de una milla de la isla de Mal di Ventre, en vez de peces descubrirás los restos de una nave del siglo I a. C. En el archipiélago de la Magdalena te sumergirás en los bajos de Spargiotto, punta Coticcio y el grottino di San Francesco, donde es normal nadar entre delfines y tortugas.
¿Y fuera del agua? Acantilados que caen a pico sobre el agua se alternan con playas de arena blanca. Como en cabo Caccia, un promontorio imponente de piedra cuyas paredes están salpicadas de grutas y cuevas aéreas y marinas. Como la cueva de Nereo, la más grande de Europa, y la cueva de Nettuno, donde 636 peldaños y una caminata de medio kilómetro te llevarán hasta un lago sumergido con enormes estalactitas. En Tavolara y en cabo Coda Cavallo explorarás una de las zonas marítimas más sugestivas del Mediterráneo. En el parque nacional de Asinara, cuyo patrimonio natural es de gran importancia, sentirás el misterioso encanto que provoca un siglo de aislamiento, ya que la isla fue primero un lazareto, luego un campo de prisioneros de guerra y, por último, hasta que se creó el parque, una prisión de máxima seguridad.
No solo el mar, sino también la tierra firme con sus zonas húmedas. La laguna del Calich, por ejemplo, es un pulmón vital para la fauna del parque de Porto Conte – Capo Caccia. En Villasimius, la laguna de Notteri alberga, entre varias aves raras, el halcón pelegrino. La laguna de San Teodoro es la residencia fija de la cigüeñuela común. Y también de los fenicópteros, que encontrarás igualmente en grandes colonias en la laguna de Molentargius. También hay una franja de Cerdeña que genera una neta sensación de continuidad entre la tierra y el mar: se trata de la península del Sinis. Del mar y de las dunas de arena, ideales para navegar en barca de vela y divertirse practicando kitesurf y windsurf, se pasa a las lagunas de Cabras, donde no puedes perderte una jornada de pesca en los fassois, características embarcaciones de madera.