Alberga los Gigantes de Mont'e Prama, el mayor descubrimiento arqueológico de finales del siglo XX en el Mediterráneo. El Museo Arqueológico Cívico de Cabras, inaugurado en 1997 y que lleva el nombre de Giovanni Marongiu, personalidad de Cabras, es un recorrido desde la prehistoria hasta la Edad Media a través de los testimonios hallados en la península de Sinis.
Un aura de leyenda rodea las estatuas de piedra de los Gigantes, conservadas en una sala inaugurada en 2014. En la zona funeraria de Mont'e Prama se hallaron más de cinco mil fragmentos que datan de la Edad de Hierro (siglo VIII a.C.). Pacientemente recompuestos, han vuelto a dar forma a poderosas esculturas, de casi dos metros de altura: 18 pugilatores con escudo y guante, seis arqueros con escudo, casco y arco y seis guerreros. Seis estatuas "residen" en Cabras, junto con cuatro (de un total de 16) modelos de nuraghe halladas en las excavaciones. Las otras se encuentran en el museo arqueológico de Cagliari. Mediante una pantalla táctil, podrás explorar virtualmente todo el complejo escultórico.
La edad prenurágica está documentada por los hallazgos de Cuccuru is Arrius, un poblado en el estanque de Cabras, habitado ininterrumpidamente entre el V y el III milenio a.C. Al primer período se remontan restos de una necrópolis, al más reciente cerámicas elaboradas y decoradas. En edad nurágica se construyó un templo-en pozo, que se convirtió en santuario en edad romana. Dos vitrinas están dedicadas al sitio nurágico Sa Osa, activo desde la Edad del Bronce Medio (XVII-XIV a.C.) hasta la Edad del Hierro. Además de cerámicas, se encontraron semillas de uva en un pozo, la prueba más antigua (X a.C.) del cultivo de vid en la Isla.
Ocupando otra sección museística se encuentra Tharros, ciudad fundada por los fenicios sobre una aldea nurágica anterior, ampliada en época púnica y una urbs romana, frecuentada hasta la Edad Media. Se exponen materiales procedentes del tofet, santuario fenicio-púnico en el que se depositaban urnas funerarias con cenizas de niños y pequeños animales, a las que se asociaban estelas de piedra (siglos VI-IV a.C.). En otra parte de la sala encontrarás hallazgos del barrio artesanal de la ciudad, donde se trabajaba el hierro y el bronce, además de la cerámica. De 2008 es la sala dedicada a un importante descubrimiento submarino: un pecio romano del siglo I a.C., avistado a una milla de la isla de Mal di Ventre. En los restos del casco, situados a 30 metros de profundidad, se encontró un cargamento de unos mil lingotes de plomo de excepcional pureza, procedentes de minas españolas. Un caso único para el mundo antiguo.