Gracias a su ubicación estratégica en el centro del golfo de los Angeli, la capital de la isla es el punto de partida ideal para emprender excursiones de buceo. Las inmersiones más apasionantes son para ver los barcos hundidos, muchos de los cuales en los años cuarenta del s. XX, cuando Cagliari era la capital del Mediterráneo en las operaciones bélicas. Una de las inmersiones más espectaculares lleva a los restos del Romagna, un buque cisterna de 1899, requisado por la Marina Real durante la Segunda Guerra Mundial, que fue hundido por una mina a principios de agosto de 1943. Los restos del buque yacen a 40 metros de profundidad, a pocos minutos del cabo de sant’Elia; hoy, los sargos, las castañuelas, los congrios y los meros nadan entre mamparos oxidados y su puente de mando está recubierto de esponjas.

La segunda isla por tamaño del archipiélago del Sulcis ofrece un escenario ideal para las actividades submarinas gracias a sus costas rocosas. El islote del Corno, bajo el faro del cabo de Sandalo, es de visita obligada. Aquí, el fondo del mar está a casi 40 metros y alterna bancos de arena con profundos cañones. Con su rica flora y fauna marinas, en cualquier inmersión es fácil ver nudibranquios, langostas, castañuelas y otras especies variopintas. Imprescindible también la inmersión a las Tacche Bianche, a una profundidad de 17 metros, donde una colonia de coral reviste un arco rocoso por donde nadan peces de todo tipo.