Paredes verticales y lisas, cubiertas de encinas y esencias mediterráneas, se elevan hasta casi mil metros de altura. Los Tacchi deben su nombre a su forma puntiaguda, similar a los tacones de los zapatos, y caracterizan el paisaje interior de Ogliastra, en particular de Ulassai. Es una zona rica en aguas subterráneas: manantiales y arroyos brotan de los relieves calcáreos que, en periodos de crecida, dan lugar a pintorescas cascadas. Los de Lecorci, a medio kilómetro de la ciudad, se elevan al pie de un taccu, justo debajo de la cueva de su Marmuri, el más grande de la Isla. El recorrido de las aguas continúa valle abajo para abrazar, después de tres kilómetros, las aguas de Lequarci, las otras cascadas de Ulassai, las más impresionantes de Cerdeña.
Las aguas del arroyo del mismo nombre, procedentes de la meseta de Baulassa y Martalaussai, descienden en varios riachuelos desde un acantilado calcáreo en forma de anfiteatro, formando un desnivel de casi cien metros con una anchura de hasta 70. Después, fluyen impetuosamente durante otros 75 metros antes de desembocar en una miríada de pequeños lagos. Se encuentran a siete kilómetros del pueblo, en la localidad de Santa Bárbara, donde se alza un bosque monumental. En las inmediaciones también podrás visitar una pequeña iglesia de arquitectura bizantino-románica.
En tu itinerario naturalista, te espera un cañón verde de decenas de kilómetros de longitud, acompañado por el fluir del agua. Se puede remontar el río Lequarci para llegar a la cima de la cascada rodeada de exuberante vegetación. O recorrer decenas de otros senderos entre las rocas kársticas. Ulassai, a más de 700 metros de altitud, está rodeado de un paisaje dolomítico y es un paraíso para los excursionistas y freeclimber, gracias a sus 200 carreteras señalizadas y asfaltadas. Las cuevas son una de sus peculiaridades: además de las famosas su Marmuri - de casi un kilómetro de largo- no te pierdas las de Is Lianas. Alrededor encontrarás un sinfín de testimonios prehistóricos: el poblado megalítico de Seddorrulu (III milenio a.C.) y numerosos nuraghi, entre ellos Trucculu, Ibbe de su Accili y Pranu (II-I milenio a.C.) perfectamente conservados. El pueblo de Ulassai es un tesoro de cultura y tradiciones, cuna de la artista del siglo XX María Lai: en las afueras del pueblo el museo Estación del Arte rinde homenaje a su genio multiforme.