Se encuentra a dos kilómetros y medio de la ciudad, en campo abierto sobre la meseta de Campeda, en una porción del vasto y fértil territorio de Semestene, que ha aportado importantes testimonios arqueológicos. La iglesia de san Nicola di Trullas (o Truddas) se alza sobre los restos de un antiguo sitio: originalmente una villa romana, sobre la que se estableció en la Edad Media un monasterio camaldulense y a su alrededor un pueblo. Fue erigida por voluntad de la familia Athen (antes de 1113) y donada a los camaldulenses, que la añadieron al monasterio. Las primeras noticias al respecto se encuentran en el registro patrimonial de San Nicolás de Trullas (siglos XII-XIII).
Es uno de los edificios más interesantes del paisaje románico sardo. Junto a la pureza de las formas arquitectónicas, se pueden admirar los finos frescos que decoran el interior, que datan de principios del siglo XIII. La fachada es bipartita con un marco horizontal: en la parte inferior se abre el portal arquitrabado, en la superior una serie de arquillos sobre columnillas crea una falsa logia. Cada columna está coronada por un pedestal a modo de capitel, decorado con grabados o relieves. Entre los arcos se ven bloques con alojamientos para cubetas de cerámica. Otros arcos pequeños recorren también el final de los laterales y el ábside, marcados por una pilastra mediana. En los laterales, la luz penetra a través de dos ventanas de una sola hoja. En el interior, la sala de una sola nave está dividida en dos tramos cuadrados, con bóveda de crucería y separadas por un subarco sobre pilastras.
A principios de agosto se celebra la fiesta de san Nicola: una procesión llega hasta la pequeña iglesia rural para llevar la estatua del santo hasta el pueblo. Una semana después comienzan las celebraciones religiosas y civiles. Después, se realiza el viaje inverso para llevar el simulacro de vuelta al santuario. Entre las iglesias, también merece la pena visitar la parroquia de san Giorgio, que data del siglo XII y está situada en un lugar pintoresco. El pueblo medieval de Semestene ocupa un fértil valle surcado por varios arroyos, al pie del monte volcánico Benazzosu, rodeado de otras laderas. Se trata de una zona en la que surgen numerosos nuraghi y en la que pueden verse restos romanos: parece ser que donde se levanta el pueblo había originalmente uno de los siete barrios de la gran ciudad romana de Truddas.