La auténtica maravilla de Stintino es su costa: una serie de playas de arena blanca y el verde del oasis. La playa de La Pelosa es poco profunda, de arena inmaculada, con una torre española y un mar azul brillante y tranquilo. Visita Cabo Falcone, de intensa belleza y barrancos salvajes donde el halcón peregrino cuida de sus crías. Un mirador a doscientos metros de altura ofrece una vista general de la Isla de Asinara, la Isla Piana y la costa.
La particularidad del lugar es su doble vista del paisaje marino: al oeste, el Mar de Afuera, el mar es oscuro y salvaje, sacudido por el viento. Al este, el Mar de Dentro, de agua clara y azul. La ciudad se construyó en 1885 en un pequeño fiordo, cuando el gobierno italiano decidió instalarse con un hospital militar y una colonia penal. De ahí el nombre S'isthintinu, o el intestino. Así nació la "Comunión de los 45", una cooperativa de pescadores que junto a sus familias creó un país floreciente.
Cerca del pueblo están las antiguas atuneras que hasta el siglo XX eran la principal fuente económica del país y hoy le dan la bienvenida con su encanto histórico unido al azul del mar. A unos 3 km del centro, el estanque Casaraccio, oculto entre las colinas y el mar, es el hogar de muchas especies de aves como el cormorán, la alondra, los charranes y las garcetas. La tradición culinaria de Stintino principalmente se basa en la pesca: erizos, moluscos, mejillones y almejas, son tesoros que se ofrecen en las estrechas calles y los callejones, además de las huevas de atún y el pulpo Stintino. Si quieres practicar o asistir a la regata de vela latina, ¡este es su paraíso!