El clima es suave casi todo el año, con temperaturas agradables a menudo incluso en invierno. Una luz intensa inunda los caminos que recorren la costa y serpentean por los paisajes más salvajes del interior, muchos de ellos poco transitados e impregnados de una impalpable atmósfera primordial que domina la belleza de los paisajes. Son rutas de senderismo y caminos que llevan a descubrir la Cerdeña más exclusiva y reservada, para recorrerla en conexión con el espíritu de los lugares, que toca el alma.
Caminar en buena compañía hace bien al cuerpo y a la mente, es la sal de la receta de larga vida de los centenarios de la zona azul de Cerdeña, una de las cinco zonas del mundo donde la gente vive más tiempo y con buena salud. Hacer actividad física al aire libre forma parte de su estilo de vida, van a paso rápido y constante por los senderos que rodean sus pueblos, captando cada rayo de sol y respirando el buen aire de los lugares preservados. Sólo queda seguir los pasos de nuestros fitwalkers ante litteram, y ponerse en marcha.
Para captar la cara más íntima de Cerdeña, prueba los caminos espirituales, tocando lugares fuera de las pistas habituales, uniendo iglesias rurales remotas y llegando hasta el mar. Algunas son largas y exigentes, como las de Santu Jacu, que atraviesa casi toda la Isla, y San Giorgio obispo de Suelli. Otras se desarrollan en etapas diarias, como el paseo de Santa Bárbara, entre minas en desuso y la costa virgen de Sulcis. Para no perder nunca de vista el mar, afronta las rutas que conectan las más de cien torres costeras, enclavadas en cabos solitarios.
Si tienes ganas de verde, elije qué parque cercano explorar, encontrarás senderos señalizados tanto para excursionistas experimentados como para caminantes no deportivos. Algunos nombres: el macizo del Limbara, monte Linas, monte Arcosu y oasis de Tepilora, una concentración de biodiversidad que va desde las montañas hasta las playas a los pies del histórico pueblo de Posada. Las rutas de senderismo con vistas a la costa son el maravilloso denominador común de las zonas marinas y húmedas de Sinis y Capo Caccia y los parques de Porto Conte, Asinara y el archipiélago de la Maddalena.
"Cerdeña como un continente" no es una leyenda urbana. En pocos kilómetros se pasa de un intrincado paisaje de vegetación virgen a un paisaje etéreo y lunar, de uno repleto de nuraghi y menhires a otro de fantásticos pueblos y aldeas abandonadas. Todo ello atravesado por caminos, algunos poco conocidos, otros cuya fama atrae a los senderistas más exigentes. Aventurarse en los caminos más trillados y en los clasificados T (Turista – primer nivel) y E (Excursionistas - segundo nivel), para los demás confiados a los guías de senderismo ambiental, es la mejor opción para disfrutar de caminatas insólitas.