Bañado por el río Cedrino, Galtellì se encuentra en una espectacular meseta a los pies del Tuttavista, en cuya cima se alza la majestuosa estatua de bronce de Cristo, meta de peregrinación a lo largo de un sendero que asciende por las laderas de la montaña. La escultura es una reproducción del Cristo ‘milagroso’ de madera conservado en la iglesia del Santo Crucifijo construida en estilo gótico en el siglo XVI, que sustituyó a la iglesia de Santa Maria delle Torri, del siglo XIV, demasiado pequeña para acoger a los fieles que acudían a Cristo. En la actualidad es destino de peregrinos de toda Europa. La historia del pueblo, sede episcopal hasta 1495, está atravesada por un sentimiento religioso muy vivo. Recorrerás las calles empedradas y las casas de piedra de una comunidad extraordinariamente devota (de 2.500 habitantes): cinco iglesias en un kilómetro cuadrado. Junto al Santo Crucifijo se encuentra la iglesia medieval de Santa Croce, a menos de cien metros están las iglesias de la Santísima Virgen de la Asunción y de San Francisco, ambas del siglo XVII.
Dentro de las murallas del cementerio se encuentra el complejo de la antigua catedral de San Pedro, que alberga un ciclo de frescos del siglo XIII con eventos del Viejo y Nuevo Testamento. Hay tres edificios diocesanos: un alto campanario, la imponente catedral de finales del siglo XI, que quedó sin terminar, y la iglesia románica de San Pedro, que se amplió tras el abandono de la otra obra. El pueblo cobra vida durante Semana Santa, con cantos conmovedores y liturgias centenarias. Las citas que no pueden faltar son la Fiesta del Santo Crucifijo, a principios de mayo, donde la devoción se combina con el folclore y los espectáculos de fuego de San Antonio Abad, el 17 de enero.
Galtellì es un municipio con Bandera Naranja, concedida por el Touring Club Italiano. Calles del centro, tradiciones y sensaciones inspiraron a Grazia Deledda, que ambientó en Galte ‘Canne al Vento’. El vínculo con la escritora ganadora del Premio Nobel está consagrado por el parque literario deleddiano, un itinerario por los lugares que ella mencionó: además de guía espiritual, fue centro de poder, simbolizado por el castillo de Pontes, fortaleza defensiva de finales del siglo XI, conquistada por los aragoneses. Del siglo XVIII Casa de marras, una residencia aristocrática convertida en museo etnográfico con una exposición de 1.800 objetos, es una memoria centenaria de la comunidad. Dentro del pueblo, visitarás el parque Malicas, un oasis verde que rodea un castillo de principios del siglo XX y algunas domus de Janas, las cuales atestiguan la frecuentación de la zona desde el Neolítico. Varios nuraghi datan del II milenio a.C., entre ellos su Gardu. De la cultura a la naturaleza: Tuttavista, destino de senderismo, separa el pueblo del mar y cuenta con paredes de escalada. Desde la cima se puede admirar el paisaje del golfo de Orosei y, en la subida, la Preta Istampata, una roca con un enorme agujero, una ‘ventana’ sobre el valle boscoso.