En el majestuoso valle de Lanaittu, una vez superado un acceso que se abre de forma imprevista, se recorre el fondo del valle, enmarcado por altas paredes verticales. Entre olivares, tejones, arces y enebro, no muy lejos de otra joya natural como la fuente cárstica de Su Gologone y del imponente complejo nurágico de Tiscali, los fenómenos cársticos han creado, a lo largo de los milenios, el paraíso de la gruta de Sa Oche (la voz) y Su Bentu (el viento), nombres, probablemente, debidos al intenso ruido producido por los fuertes flujos de aire generados por los transcursos de agua en su interior. Ambas grutas presentan cavidades largas, incluso de algunos kilómetros y amplias salas, de hasta un centenar de metros de altura, enriquecidas con numerosas estalactitas y estalagmitas, concreciones con galerías y pavimentaciones recubiertas de cristales afilados, en un escenario de grandes hendiduras, pequeños lagos subterráneos y playas de arena cuarzosa. La gruta de Sa Oche presenta una amplia entrada en el interior de la cual se forman tres lagos diferentes; la cavidad se abre a 150 metros de altitud y cuenta con 260 metros de largo, un desarrollo de 260 metros y un desnivel de 15 metros. El sifón final es una estrecha comunicación con la antigua gruta de Su Bentu y, en el periodo de fuertes lluvias, actúa como válvula de vaciado del sistema "Su Bentu- Su Cologone". La gruta de Su Bentu se abre a 206 metros de altura y presenta un desarrollo amplísimo. Es un sistema muy complejo de varios niveles. Todavía no se ha establecido un valor acorde por parte de los espeleólogos sobre su largura. Está conectada a la gruta de Sa Oche y presenta un desarrollo principalmente horizontal. Está llena de lagos y salones. Las bocas de las grutas se presentan fuertemente sugerentes, además de por las “voces del viento”, por su intensa belleza y el excelente estado de conservación del ambiente circundante, que permite que el visitante se sienta solo frente a la grandeza de la naturaleza, estimulándolo para continuar la visita hacia Tiscali, última lugar escondido de resistencia de las poblaciones nurágicas, situada en el valle de Lanaittu.