La tradición atribuye la construcción del sugestivo castillo de Acquafredda a los conde de la Gherdardesca, en la persona del tristemente famoso Ugolino, recordado en el infierno dantesco. De hecho, a falta de testimonios documentados seguros, la instalación de la fortificación se puede situar hipotéticamente en la primera mitad del siglo XIII.
Los Donoratico de la Gherardesca entraron en posesión por la parte S/O de Cerdeña después de la caída del reino de Cagliari. Con el cautiverio de Ugolino en la torre del Hambre, el castillo pasó a las manos de la administración pisana y, sucesivamente, en 1326, terminó bajo el control de la Corona de Aragón. De 1408 data un documento que sanciona la inmovilización de las tropas todavía alojadas en el castillo, ya inútiles en una isla casi completamente conquistada por la tropas aragonesas. Convertido en feudo, fue entregado a Pietro Oger y, sucesivamente, fue constituido en baronía en el siglo XVI. No está claro si el castillo estaba habitado en este momento. La primera noticia documentada del estado de abandono data de 1785, cuando el castillo es definido como “destruido”.
La fortificación se articula en tres niveles: el burgo, la torre cisterna y el castillo propiamente dicho. El burgo era la parte más baja de todo el complejo e incluía una serie de ambientes adaptados para alojar sirvientes, tropas, establos y almacenes. El conjunto era defendido por una muralla almenada de 80 metro de largo, en la que se han identificado huellas de cuatro torres y del conducto de ronda. En el burgo, también se ha encontrado una cisterna abovedada en cajón y fabricada con ladrillos de tierra cocida.
En el segundo nivel, se puede ver perfectamente una cisterna abovedada en cajón y articulada en tres huecos que podrían estar completamente llenos de agua.